Los Big Data deben entrar en la biblioteca

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Autores: Jose Antonio Cordón y Javier Valbuena

La información sobre el comportamiento del público lector ha sido desde siempre una de las aspiraciones de cualquier biblioteca, con objeto de poder ajustar la oferta y la conformación de las colecciones a las prácticas de lectura de sus usuarios. Los datos con que contaba la biblioteca para ello provenían, principalmente, de los obtenidos del servicio de préstamo, y en menor medida de las desideratas de los usuarios. La información obtenida de esta manera tenía un carácter elemental (nº de préstamos, tipo de lectura, tiempo de devolución, etc.) que rendía un servicio suficiente, teniendo en cuenta las limitaciones de la toma de información, pero limitado para los propósitos del sistema. La incorporación de procedimientos de minería de datos (big data) gracias a la gestión digital de los contenidos y a sus disponibilidad en formatos electrónicos ha abierto un horizonte completamente nuevo para las bibliotecas que están en disposición de trazar perfiles muy ajustados sobre hábitos de lectura teniendo en cuenta parámetros analíticos muy pormenorizados.

La biblioteca está en la actualidad en disposición de generar sistemas de información complejos que doten de sentido las demandas de los lectores, las respuestas a los mismos y las necesidades de los diferentes agentes que participan en el ecosistema bibliotecario, en cuyo eje se sitúa la biblioteca, tanto desde el punto de vista del suministro de servicios como desde el de la generación de información estratégica. La toma de decisiones basada en datos, ha sido siempre una aspiración de cualquier biblioteca, ahora el problema no es la falta de datos, sino la necesidad de saber gestionar y valorar los mismos teniendo en cuenta la combinación de volumen, variedad y velocidad que ahora adquieren.

En este sentido Nubeteca plantea un entorno de recogida de datos, dinámico y activo, que permite afrontar los elementos clave concurrentes en el ajuste de servicios y colecciones y, sobre todo, en el conocimiento de los perfiles de usuarios. Estos son:

  1. Diagnóstico

La existencia de un sistema de recogida de datos inteligente permite conocer en todo momento el movimiento de las colecciones, las lecturas en curso, la demanda según modelos de acceso, la demanda según sistemas de compra (suscripción, licencia, compra en propiedad, descargas, pago social, etc), el perfil sociodemográfico de los lectores, los tiempos de lectura, la intervención de los lectores sobre las mismas, etc. Un conjunto de datos que permitirán hacer diagnósticos en tiempo real del funcionamiento de los fondos y servicios de la biblioteca. Diagnóstico cuyo valor más significativo es la aportación de elementos predictivos para la conformación del sistema.

  1. Descubrimiento y Recomendación

Uno de los aspectos más vulnerables en la consolidación de las prácticas de lectura es la relacionada con las expectativas del lector respecto a sus próximas lecturas. El descubrimiento y la recomendación se han erigido en factores clave de la actividad bibliotecaria. La respuesta a la pregunta ¿Qué puedo leer ahora? Formulada por los usuarios había sido satisfecha mediante procedimientos más voluntaristas que eficientes, basados en el conocimiento personal o, en todo caso, en clasificaciones genéricas y con escaso nivel de granularidad. Ahora, gracias a las pautas de lectura fijadas por los sistemas de recogida de datos, la biblioteca está en condiciones de desarrollar sistemas de recomendación personalizados, siguiendo las preferencias de lectura y las dinámicas seguidas en las obras previas utilizadas. Pero sobre la biblioteca puede desarrollar una tarea de descubrimiento para colectivos de lectores con perfiles similares. Gracias a la minería de datos, y a las posibilidades combinatorias de variables muy diversificadas, la biblioteca puede ofrecer un abanico de obras novedosas adaptadas a las lógicas de lectura de los usuarios, aunque difíciles de detectar por estos, haciendo de la bibliodiversidad uno de los compromisos de la biblioteca y uno de sus rasgos diferenciales.

  1. Racionalización de las colecciones

Las estadísticas sobre documentos prestados, documentos no prestados, número de préstamos por título, lecturas acabadas por préstamo, lecturas más comentadas, lecturas recomendadas, coste de los títulos, ratio coste/uso, etc constituyen una herramienta fundamental para el establecimiento de una política racional de desarrollo de las colecciones. Hoy esos datos o no existen o no se comparten.

Las decisiones amparadas en los datos aportan a los responsables de la política bibliotecaria elementos de juicio para el desarrollo de análisis, en términos de usabilidad de las colecciones de resultados/inversión, y sobre todo de circulación efectiva de las mismas. Estos datos son válidos no sólo para las bibliotecas, sino también para los editores que pueden contar con información de primera mano sobre el funcionamiento de sus obras y diferentes contextos.

  1. Colaboración con editores y con otras bibliotecas

La obtención de datos que permiten objetivar el comportamiento de las colecciones y de los lectores aporta argumentos inestimables para el establecimiento de vías de colaboración con las empresas editoriales, en la medida en que las informaciones suministradas les permiten ajustar sus propuestas a las expectativas y necesidades de los lectores, y también flexibilizar las propuestas de adquisición de contenidos a las bibliotecas. Asimismo les proporciona un conjunto de estándares para implementar en el proceso de producción y desarrollo de las obras, y fundamentalmente porque la biblioteca se convierte en una ventana de análisis y oportunidades para el editor, un observatorio privilegiado para una planificación adecuada de sus políticas editoriales.

Por otra parte el intercambio de datos entre bibliotecas permitirá la mejora y perfeccionamiento de las herramientas de medición, la adaptación de estas a diferentes contextos sociodemográficos y tecnológicos, y la articulación de un sistema de información que será estratégico para los responsables de las políticas culturales en los diferentes niveles administrativos.

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